Ella era un poquito traviesa, mientras papi dormía lo cuidaba, le cantaba canciones, lo peinaba, lo mimaba, jugábamos a la casita, e inventabamos las historias más divertidas.
Aunque a veces se enojaba un poquito cuando le hacía travesuras bonitas, pero con muchos besitos y mis ojitos inocentes volvía a sonreír, y se reía de mis travesuras.
Tiempos que añoro, cuando entre sus brazos, mis oídos escuchaban sus historias y yo me perdia en su grandes ojos, grises, parecia un cielo.
Y su sonrisa, su voz es lo que más recuerdo, y mis travesuras claro! cómo olvidarlas si son mis años dorados. Mi bella infancia...
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