Jardín del alma ®

   Aquella tarde sobre aquel pasto su cuerpo reposaba y su mente volaba por todo el jardín, como si fuera mariposa, respiraba el aroma de las flores, del verdor de la pradera, del silencio absoluto que reinaba en aquel lugar, donde ella era inmensamente feliz, su alma de niña corría libre por aquel espacio donde era suyo, el amanecer y el ocaso eran los momentos preferidos por su alma.

  Al nacer la aurora sus ojos se abrían para contemplar el nacer de los colores, y sentir el rocío del amanecer así como lo hacen las flores.

  El El ocaso otro momento del día que disfrutaba al ver las pinceladas en el cielo azul, el sol se disponía a bajar para abrazar el horizonte y guardar su rayos tibios, contemplar desde lejos a su bella dama de plata que llegaba con sus estrellas hermanas, y así sus ojos contemplaban cada día aquel espectáculo, su alma suspiraba el aroma tibio de las flores, el matiz de los colores del universo en su mirada, y en su voz aquella canción que le universo con su misteriosa melodía le dejaba en su corazón, una melodía de bellos y dulces latidos que sólo eran escuchados y sentidos por aquella alma que en su interior guardaba ternura para un día no muy lejano unirse con la suya...
Ella en su jardín.