En una ciudad no muy lejana vívía una hermosa niña de sueños azules, con un corazón dulce y tierno, cada tarde luego de terminar sus tareas y quehaceres se iba a un mirador donde contemplar el ocaso, para ella era tan importante mirar caer la tarde, sus ojos brillaban y sabia el tiempo exacto en que el sol descendia hasta ocultarse entre el hermoso mar.
No había una tarde en que no contemplará cada atardecer, fotografiaba con su mente todos los matices del cielo, cada uno distinto, esa mezcla de colores a medida que sol se ocultaba era tan hermoso. El ver aparecer las estrellas luego de aquella luz tan brillante que poco a poco se apagaba era su mundo, pasaba horas allí hasta ver aparecer la estrellas bajo aquel manto tan oscuro e infinito, estaba ella admirando toda esa obra que el creador había hecho para mi y para todos los demás. Los cometas eran fascinantes, aunque esa es otra historia que más adelante les contaré. Bueno así la niña luego de mirar cada lucecita que brillaba como diamante de pronto sentía que sus ojos me cerraban y bajo aquel manto de diamantes luminoso se iba a su cama a volar por el universo de los sueños.
Ese sentir sí que sale del corazón amiga...🌹
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